Con la lectura de este cuento ya hemos terminado nuestro Gran Libro de los Valores.
Hemos dejado para el final un valor muy importante como es la amabilidad.
Los niñ@s no nacen siendo amables, a ser amable se aprende a lo largo de las actividades de la vida cotidiana. Por eso los adultos debemos enseñarles a comportarse de acuerdo con las normas de comportamiento social.
No hay nada más efectivo que el ejemplo del adulto para enseñar las normas de amabilidad, por eso los padres deben ser modelos a imitar de estas cualidades.
Ser amable es una forma estupenda de transmitir alegría sin esfuerzo.
Los niños amables experimentan más satisfacción y energía, son más cariñosos y agradables, y gozan de aceptación social.
Educar para la amabilidad no es otra cosa que educar para el amor a los demás, la cordialidad, las buenas formas y, en definitiva, para vivir mejor y más en paz.
A partir de ahora, dejaremos nuestro libro en casa y no perderemos ocasión para seguir leyendo estas bonitas historias.
Espero que la lectura de estos cuentos la hayamos convertido en una rutina diaria.
A los niños les encanta escuchar sus aventuras preferidas una y otra vez, aunque se las leamos por enésima vez es provechoso para ellos.
Por último, solamente me quede agradeceros vuestra participación y colaboración.
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